Tenemos grandes conglomerados manejados por gente que verdaderamente no sabe cómo administrarla, y por lo tanto, surgen los grandes fiascos en el mundo empresarial. Por ello hay que tener las claves para pensar como un gerente efectivo.
Es infortunado observar en el mundo de los negocios la gran cantidad de gerentes que no saben cómo pensar como un verdadero líder, sino que han logrado dichas posiciones por su arduo trabajo, pero sin tener preparada para ser el pivote en el crecimiento de su empresa, o división que está a su cargo. En consecuencia, tenemos grandes conglomerados manejados por gente que verdaderamente no sabe cómo administrarla, y por lo tanto, surgen los grandes fiascos en el mundo empresarial. Por tal motivo, es relevante aprender, y sobre todo aplicar, las claves para pensar como un gerente efectivo.
Más de la mitad de los que ocupan una posición gerencial se la pasan más del 65% de su tiempo en roles operacionales, como revisar su correo, atender a juntas rutinarias, realizar reportes, pero no a realizar su trabajo más importante, la creación y ejecución de una estrategia. Infortunadamente en los mismos MBAs (o maestrías de gerencia) también han carecido de capacitar a sus estudiantes en cómo deben pensar con el fin de administrar de manera más efectiva su tiempo, y priorizar en lo que es importante, y no lo que es urgente.
Por lo tanto, es relevante resaltar algunas claves que nos permitirán diseñar nuestra estructura mental para ser los gerentes más efectivos en nuestra compañía, y ser los personajes más apetecidos en la industria donde nos desempeñamos.
Pensar como un gerente efectivo es más fácil de lo que parece
En primer lugar, un gerente efectivo debe tener un pensamiento con enfoque. Infortunadamente no es extraño observar empresas sin crecimiento ni innovación en sus nuevos productos, todo esto porque su equipo gerencial no tiene un pensamiento con enfoque. Diariamente es pivotal tener una lista de prioridades de corto plazo (diarias), mediano plazo (semanales), y largo plazo (mensuales o anuales). Esta lista debe ser revisada diariamente y trabajar acorde a esto. Los gerentes que no tienen una dirección clara en los diferentes horizontes de tiempo, cualquier ruta le sirve. Sin embargo, el que tiene una dirección definida, sólo le sirve el mejor camino. Trabajar con metas claras y con un orden en nuestras prioridades gerenciales nos permite medir nuestro propio desempeño e inspirar al equipo a lograr objetivos que en algún momento eran inalcanzables.
A la hora de pensar con enfoque, es necesario pensar desde una perspectiva macro, viendo como dicen los americanos, “la foto grande” (the big picture). Si nos enfrascamos en las minucias de los estados financieros y los reportes a la división de finanzas o comercial, nunca tendremos tiempo para entender por qué se hacen todos esos esfuerzos. En cambio, si tomamos la perspectiva macro, tendremos en cuenta nuestras prioridades y pondremos a nuestros empleados a trabajar en las minucias de los roles operacionales. Nuestras prioridades deben ir acorde a nuestros objetivos principales como gerentes, y las metas que debemos lograr.
En último lugar, es fundamental tener una mentalidad de previsión, la cual analiza los diferentes escenarios que pueden suceder ante una posible decisión. Esto permite estar preparado para minimizar los riesgos negativos, y medir el posible desempeño de nuestras decisiones. Por ejemplo, si vamos a lanzar un nuevo producto, es importante analizar el costo de producción, las campañas publicitarias, el posible margen de ganancia, y el tiempo de desarrollo del producto.
Sin embargo, la mentalidad de previsión correcta radica en no tener una visión negativa de la situación, la cual puede llevarnos a una “parálisis con el análisis”. Por el contrario, debemos tener una actitud positiva al analizar los posibles escenarios tratando de llegar a la mejor decisión. En este mismo ejemplo, al revisar los costos y el tiempo que deberíamos invertir para lanzar el nuevo producto podríamos llegar a tener el sentimiento negativo de dejarlo a un lado por todos los esfuerzos que requiere, y la posibilidad de fracaso. Sin embargo, una mentalidad de previsión no es una mentalidad de negación, por el contrario, es una forma de pensar que nos ayudará a prepararnos ante diferentes retos no previstos.
Practicando diariamente estos principios, será obvio observar un excelente desempeño en su carrera gerencial.